El arte nace del sufrimiento

 Cómo seres humanos, somos capaces de experimentar un gran abanico de sensaciones, que traspasan nuestra piel cómo dulces rosas, notando a veces sus espinas. Y esa descripción es quizás la que mas refleja la complejidad humana, todos los matices que posee la experiencia de vivir y cómo nos relacionamos con ella, abrazándola y a veces queriendo dejarla ir. Esa es en definitiva la paradoja de vivir.


En el momento en que nacemos, aceptamos la vida cómo una condición que se nos ha sido entregada sin previo aviso. A medida que vamos desarrollando ésa vida, enfrentándonos a sus dificultades y gozando de sus alegrías, es cuando somos conscientes de nuestra existencia. Es cuando comenzamos a hacernos preguntas con ánimo de cuestionarnos la vida que se nos ha otorgado. Reflexionamos sobre el futuro, nos sentimos abrumados o quizás intrigados. Recordamos el pasado, saboreamos su melancolía y la alegría de haberlo podido vivir. Pero en toda vida hay un punto de inflexión: El choque contra la realidad impuesta. 


Ese choque está íntimamente relacionado con la sensibilidad que tiene cada individuo e incluso varios estudios confirman que el nivel intelectual también es un factor determinante. Y es que el humano es el único ser que puede reflexionar, empatizar, debatir y cuestionarse el motivo de por qué está vivo. Ésto es lo que hace cuestionarnos si un intelecto desarrollado conduce a una mayor disposición al sufrimiento. 

COMO NOS ENFRENTAMOS AL SUFRIMIENTO

Según el grado de malestar y nuestra personalidad, reaccionaremos de una manera u otra. Somos seres holísticos, llenos de experiencias, inseguridades y deseos, así que cada individuo reacciona de diferente manera frente a las adversidades que nos encontramos a lo largo de nuestra vida. 

Una de esas formas puede ser la evasión, que nos lleva al consumo de sustancias que hacen disociarnos de la realidad. Drogas que nos separan de nuestro yo más auténtico para escapar de la mano de otro yo totalmente distinto. Al principio nos aporta una satisfacción jamás experimentada, pero la duración es limitada y desaparece de un momento a otro. 

Otra forma es la sumisión ante el malestar, aceptar tóxicamente que el sufrimiento se ha apoderado de nosotros y que nos convertimos en seres totalmente pasivos. Es una posición fácil, pero que nos hace sentir un sentimiento de culpa y un vacío enorme. Dejamos de ser humanos para convertirnos en criaturas sin ningún sentido. Perdemos toda esperanza hasta a veces desaparecer. 

Pero hay una manera de enfrentarse al dolor totalmente diferente a las anteriores, y que, bajo mi punto de vista es la más saludable e incluso "bonita". Cómo ya he explicado, todos somos capaces de sufrir, pero son pocos los que saben transformar la desgracia en arte. 


ARTE Y DOLOR

El arte se representa de muchas formas: en poesía, relatos, pinturas, escultura, imágenes, ... El arte es el motivo por el que muchas personas viven. 

Aunque no lo parezca, el dolor es una poderosa herramienta creativa. Nos hace desconocernos para después conocernos en nuestro estado puro. Al crear cualquier tipo de arte nos estamos permitiendo expresar y conocer las sombras de nuestra personalidad, pero de una forma sana, pues no las ocultamos, las aceptamos cómo características nuestras. Es esa forma tan única (aunque dolorosa de lo intensa que puede llegar a ser) la que nos hace ser nosotros mismos. Por que la tristeza, la melancolía, la alegría y la ira son nuestras, y no queremos ocultarlas entre el humo de un cigarro o en un trago de alcohol. Por eso mismo digo que es sana, porque es una forma diferente de exteriorizar todo lo que tenemos dentro.

Y es curioso cómo las creaciones que nacen del dolor tienen una esencia tan real y humana. Nos hacen conectar con el artista, empatizando con su sufrimiento y ensalzando esa oscuridad que a la vez permite hacernos brillar. 


LA SIGNIFICACIÓN 

El hecho de mirar el dolor desde un punto creativo o artístico es el que nos permite otorgarle un "nombre". Nos obliga de cierta manera a relacionarnos con él, a entenderlo, a discutirlo y a culparlo. 

Una canción, poema o pintura otorga "poder" y control al artista, decidiendo qué hacer con ese malestar, dando incluso la capacidad de que otras personas lo puedan aceptar. Es otra forma de encontrar alivio entre el desastre: saber que hay más gente que lo pasa mal nos hace sentir comprendidos e integrados en la sociedad.

DISCRIMINACIÓN

Cómo sabemos, el arte puede hacernos sentir esa sensación de pertenencia, pero también puede cuasar el efecto contrario.

A lo largo de los siglos la depresión o la tristeza se ha demonizado, obligando a avergonzarnos o hacer que las ocultemos. Ése es el caso de muchos artistas:

VAN GOGH

Hoy en día mundialmente conocido y apreciado, en vida no fue así. De pequeño ya mostraba un fuerte temperamento que al ir creciendo se transformó en una gran tristeza que los demás consideraban locura, llevándolo a consumir pintura amarilla con tal de sentir alegría. 

Pese a su destreza y perspectiva única del mundo que le rodeaba, se le consideraba un marginado de la sociedad, un desperdicio incluso para su propia familia. Durante su vida, pasó varias temporadas ingresado en un psiquiátrico, dónde seguía pintando. Ahí nace "La Noche Estrellada", que retrató mirando por la ventana de su habitación. Haciéndonos conectar y pensar sobre su melancolía y anhelo de libertad.

Y cómo Van Gogh hay otros grandes artistas que han buscado la belleza dentro de la desesperación y la tristeza.


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